El Báb, Bahá'u'lláh y seguidores.
por: Kamál González
Se llegó el ansiado día
que todo el mundo esperó
y cuando un hombre encontró
la esencia de su alegría
se apresuró en valentía
a transmitir el mensaje,
que en elocuentes pasajes
hicieron temblar la tierra
los mares, ríos y sierras;
buen ejemplo de coraje.
Grande fue la reverencia
mostrada por los valientes,
que en sus deseos fervientes,
alcanzaron su presencia.
Siyyid-i-Báb fue la esencia,
para muchos de su amor
y escuchando su fragor,
que anunciaba buenas nuevas,
pues en convincentes pruebas
les dio vida el redentor.
La sangre fue derramada
en tierras del medio oriente
por un grupo de valientes
que se alzaron con la espada.
Defendiendo al camarada
y su creencia sobre todo,
avanzaron con el coro
de Ya Sáhibu'z-Zamán
pues tenían en su plan
ser custodios de un tesoro.
A prisión se lo llevaron
resguardado con custodios
por los celos y por odios
en Máh-kú lo confinaron.
De su tierra lo expulsaron,
ignorantes de su origen,
ya que así sólo se rigen
los que dicen creer en Dios
sin saber lo cruel y atroz
que sus celos les exigen.
Se hizo una conferencia
con elevados creyentes,
dirigiendo a los presentes
el sentido de la urgencia.
Se mostró la reverencia
y no vieron para atrás
pues en la vida fugaz
tenían que darse prisa
y aprovechar de la brisa
que sintieron en Badasht.
Una brisa espiritual
que regía en el encuentro
inspiró en aquel momento
a una dama sin igual.
Por situación cultural
Táhirih llevaba un velo
ocultando bien su pelo
pero no contenta así
se lo quitó estando allí
inspirada por el cielo.
El sanguinario enemigo
decidió borrar el nombre
de la Causa de aquel Hombre
que buscaba hacer amigos.
Pero nunca los castigos
provocaron retroceso
al mensaje de Aquel preso;
estas acciones más bien,
cultivaron el Edén
que traerá nuestro progreso.
El mensaje difundido
entre la gran multitud
les condujo a la virtud
de un amor correspondido.
Y el corazón encendido
de los grandes seguidores
desecharon los temores
que en sus tierras habitaban
cuando enseguida encontraban
la fuente de sus amores.
Las adversas condiciones
que los mensajeros viven
no limita, aunque los priven,
de todas sus oraciones.
Las grandes revelaciones
acuñadas en el mundo
llegaron a lo profundo
para darnos alimento,
el cobijo y el sustento
para un orden vagabundo.
Por la pruebas floreció
lo que tantos anhelaban
y es que muchos atacaban
el mensaje que se dio.
Grande y fuerte apareció
en otras vastas regiones
pues habían las razones
de difundir esta Causa
que sin demora y sin pausa
se ha llevado a las naciones.